martes, 27 de octubre de 2009

Dilemas internautas:

Cuando era pequeña recuerdo que mis padres nos daban instrucciones para cuidarnos de los extraños, para cruzar las calles con seguridad, entre otras recomendaciones, en su afán por protegernos cuando estábamos fuera de casa. Esta habilidad de autoprotección fue sistemáticamente reforzada en el colegio, al cual se anexaban otras preocupaciones como la prevención de un embarazo no deseado. De algún modo había consenso en que el hogar y la escuela eran territorios seguros.
Hoy en día el panorama es bastante diferente. La responsabilidad de entrenar las nuevas generaciones en habilidades que les permita diferenciar entre lo que les conviene y lo que les puede hacer vulnerables se ha concentrado en la escuela pues los padres mantienen buena parte del tiempo lejos de sus hijos. Como si fuera poco, los medios de comunicación no son propiamente solidarios en esta tarea. Todo lo contrario. Paradójicamente, a pesar de que los padres tienen más posibilidades de mantener un "aparente control" sobre sus hijos (por ejemplo, a través del celular) no existe garantía de que ellos, aunque estén en su casa, estén suficientemente preparados para identificar un potencial peligro. La Internet, se está convirtiendo, para muchos padres, en un enemigo que ha entrado a la casa. A las viejas instrucciones, los padres tienen que añadir un entrenamiento, aveces difícil de abordar (dado que los adolescentes alegan su derecho a la intimidad) pero fundamental para que sus hijos puedan hacer uso de las herramientas que el mundo les ofrece sin demasiados riesgos, por ejemplo, el riesgo de la estupidez que plantea Nicholas Carr en su polémico pero interesante artículo: Is Google making us stupid?.
Por otra parte, mis maestras de la escuela pusieron gran empeño en ayudarme a desarrollar habilidades de lectura como la interpretación, la síntesis, la comparación, todo ello acompañado de una buena dosis de información que llamaban conocimientos. A fe que lo hicieron bastante bien. Claro, dentro de los límites de los modelos pedagógicos tradicionalistas que ellas conocían. Por su puesto, nosotros éramos bastante dóciles como para aceptar de buena gana las propuestas de aprendizaje que ellas hacían en el aula.

Ahora, la situación ha dado un giro dramático.

Las fuentes de información a las que acceden nuestros jóvenes son extraordinariamente variadas y novedosas de modo que el discurso y los recursos que el docente propone en el aula resultan muy poco atractivos. A esto sumemos el que el sistema de evaluación permite la promoción del estudiante sin que necesariamente éste demuestre haber alcanzado los logros; Además, el joven, conocedor de sus derechos, acepta menos las propuestas de aprendizaje que no son de su agrado.
Como resultado, los retos a los que nos vemos enfrentados los docentes son mayores:
1. Para asegurar una audiencia receptiva debemos esforzarnos por diseñar propuestas interesantes, significativas, suficientemente atractivas tanto o más que las que proponen los medios. (téngase en cuenta que todo esto requiere tiempo, más allá de las dos horas que la ley contempla fuera del colegio, para lo cual debiera contemplarse la posibilidad de disminuir carga académica).
2. El uso de herramientas TIC en el proceso de aprendizaje de nuestros estudiantes, es una excelente alternativa para el tema de la motivación y la eficiencia en el desarrollo de nuevas competencias. Esto requiere que el docente aprenda a utilizarlas e integrarlas en su labor pedagógica y que la infraestructura escolar sea adecuada a este propósito. (en mi colegio existen dos aulas de informática con equipos obsoletos y con acceso a Internet restringido).
3. No es suficiente con orientar al estudiante para que desarrolle habilidades de lectura comprensiva. Dado, que la Internet se ha convertido en su principal fuente de información (por fuera del colegio) debe aprender a identificar fuentes útiles y desechar aquellas (o asumirlas con ojo crítico) que les distrae de la meta que se proponen o que contienen propuestas peligrosas para su integridad emocional, incluso física.
Como si lo anterior no fuera poco, retomando el artículo de Nicholas Carr, la tendencia de nuestros estudiantes (y la de nosotros los docentes?) es la de preferir fuentes de información "livianas", cortas de texto, ricas en imágenes, en especial, con movimiento y sonido, de modo que el conocimiento nuevo es bastante superficial y muy poco duradero. Es toda una odisea lograr que nuestros estudiantes lean todo un libro. El autor plantea que este fenómeno está afectando a los adultos también, incluso aquellos que otrora eran consumados lectores y se debe quisá a que la generación excesiva de información nos está obligando a leer de manera superficial para abarcar la mayor cantidad de información. Plantea interrogantes acerca de nuevas maneras de aprender y de pensar. Yo no creo, más bien es un problema de hábitos. Observemos cómo estudian nuestros jóvenes: demasiados estímulos a su alrededor les impide concentrarse en una tarea, en una meta, y ahí está el papel de nosotros los docentes (y los padres, por su puesto), orientarlos para que establezcan prioridades, en particular, cuando se enfrentan a la red: Si yo tengo claro lo que quiero no me voy a perder en la maraña informativa, sencillamente porque selecciono lo que quiero.

Nota: la imagen fue tomada de Puerto Managers

Miedos que paralizan

A modo de teoría:
Para los que fuimos criados con mazamorra y leche sin descremar, el adagio que reza "las palabras se las lleva el viento... pero lo escrito, escrito queda" pesa tanto como la guillotina sobre la cabeza del condenado. Expresar íntimos pensamientos es un reto, dejar prueba de ellos, es aún más difícil, hacerlo de manera aún más pública, como es la Internet, es valentía, por no decir osadía. Si a eso se le añaden las implicaciones de una rúbrica de evaluación, es posible entender la parálisis que experimentan los aprendices del "e-learning 09". (nota a propósito de las inquietudes que Diego Leal plantea acerca del poder de la evaluación)
No ha sido este mi caso, es la verdad.

Por estos días he tenido la oportunidad de entender en "carne propia" lo que posiblemente experimentan nuestros estudiantes (hablo de la secundaria) cuando se acerca el final de año y tienen aún numerosos logros pendientes. Por diversos motivos me he ido atrasando en la publicación de mis reflexiones en torno al "e-learning 09" de modo que se han acumulado varias tareas (en mi comparación: logros pendientes) y, por momentos, siento que no se por donde empesar. En mi teoría de los miedos que paralizan percibo que en el caso de nuestros adolecentes, es una pésima estrategia permitirles acumular numerosos logros pendientes, pues, aunque tienen la oportunidad de "recuperar" a lo largo del año, desestimula una tarea que cada vez se hace más pesada. (nota a propósito de un correo amable en el que Diego Leal pregunta por el "silencio" en los últimos días).

miércoles, 21 de octubre de 2009

Rúbrica de Evaluación: una herramienta para aprender

Para la evaluación del curso e-learning 2009 se nos propuso una matriz o Rúbrica. A diferencia de las tradicionales maneras de evaluar el aprendizaje (el proceso) de los estudiantes, donde el docente expresa un juicio unilateral, se nos plantea que esta rúbrica sirve de referente para hacer un ejercicio de autoevaluación previo a la presentación de los productos del proceso de aprendizaje. Entendiendo que en esta experiencia, nosotros somos agentes activos del proceso y también tenemos la oportunidad real de incidir en aspectos claves del derrotero del curso, intentaré concretar algunas inquietudes.
La rúbrica presenta una escala de valoración interesante pues se aparta de conceptos simplemente numéricos utilizando expresiones que dan una idea del estado del aprendiente en el proceso. Sin embargo, no tengo claro en qué momento se pasa de un nivel a otro. Por ejemplo, de qué depende la profundidad de las contribuciones: de la extención de los escritos?, del número de autores referenciados?
Como herramienta de autoevaluación, la rúbrica favorece el "aprender de los errores" y esto es válido como ejercicio privado, sin embargo, cuando se hace público, por ejemplo, en el contexto de una comunidad, hay la opción de que otros(otras) aprendan también. La "metacognición" no solo se predica de una persona, adquiere mayor interés cuando se hace en grupo.
El enfoque de la rúbrica es, en general, estimulante (por ejemplo, no se utiliza la expresión"deficiente"), sin embargo, en el nivel inicial (tal vez, el que mayor motivación requiere) los criterios planteados son contrarios al espíritu general de la rúbrica.
Valdría la pena considerar que como ejercicio complementario a esta rúbrica, se permitiera a cada aprendiente escribir un texto de autoevaluación a partir de unas preguntas orientadoras y éste sirviera de insumo para complementar la mirada del docente facilitador del curso.

martes, 20 de octubre de 2009

Brecha generacional o abismo tecnológico?

Una de las preocupaciones comunes en la escuela es la pérdida o, mejor, ausencia de identidad (en términos de nuestra nacionalidad) por parte de las nuevas generaciones. Con frecuencia, encontramos a nuestros jóvenes escuchando música o bajando videos de artistas desconocidos para nosotros. Nombres como "Slipknot" o "Papa Roach" son para ellos familiares, mientras que "Totó la Momposina", "Arnulfo Briceño" o "José A. Morales" les son totalmente desconocidos. Preguntemos a nuestros jóvenes por "kishimoto" o por "Naruto" y con seguridad nos dan información pero si les interrogamos por "Omar Rayo" o "Rodrigo Arenas Betancourt" provablemente expresarán total ignorancia sobre ellos. Éste es un ejemplo de lo que percibimos como "brecha generacional".

Pudiera decirse que es normal que los jóvenes perciban de manera diferente el mundo a como lo hacemos los adultos. Estoy de acuerdo, sin embargo, mi hipótesis es que las tecnologías de la comunicación están contribuyendo a hacer má profunda y compleja esta "brecha generacional!, al punto que ya no solo se trata de gustos y percepciones, ahora, incluso hay nuevos lenguajes a los cuales los adultos no siempre tenemos acceso. Veamos un pequeño ejemplo:
Lea, por favor el siguiente mensaje y escriba lo que dice en un papel: comö vz Bffa!! xqe no llmzte hoi :p

Si usted es un adulto, poco entrenado en el lenguaje del chat (claro el de los jóvenes) muy seguramente no entiende el mensaje. Ahora, pida a un joven que le traduzca, le aseguro que de inmediato le descifra esta jerigonza. A lo mejor, le indica que está mal escrito y al hacer la corrección se lo complica más. Esa es una característica de este lenguaje, muta, según el parche, pero se entienden... ellos.
Causa asombro, sin embargo, observar la velocidad de un joven frente al computador y por contraste la torpeza del mismo joven frente a un papel blanco con el reto de escribir un pequeño texto.

Traslademos el ejemplo al salón de clases. El docente ( o la docente) gasta buena parte de su energía preparando "maravillosas estrategias" para atraer la atención de sus pupilos, por ejemplo, en torno al patrimonio cultural colombiano y cuando lleva la guía de trabajo fotocopiada al salón de clases ve como sus estudiantes "revisan entre líneas" y desarrollan la actividad en menos que canta un gallo. Pero la mayor decepción es que cuando se les pide aplicar lo aprendido en una puesta en escena, por ejemplo, con ocasión de una celebración patria, prefieren optar por apoyarse en imágenes foráneas. Otra vez el problema de intereses. Yo añado algo más. El problema de quién es más efectivo a la hora de ejercer influencia. Debo confesar que el pulso lo está ganando la tecnología, en especial, porque los docentes no estamos apelando a ella para atraer la atención de nuestros jóvenes. Por su puesto, éste fonómeno está poniendo en crisis los modelos tradicionales de la pedagogía y nos está causando muchas dificultades a los docentes. Muy bien lo afirma Downes "La escuela del futuro descrita hace diez años sigue ubicada en el futuro".

Es preciso aclarar, sin embargo, que el reto de los docentes no es simplemente aprender a integrar las TICS a nuestra didáctica, el reto está en identificar las prioridades acerca de cómo orientar a nuestros estudiantes para que puedan navegar en el océano de la globalidad sin perder el sello que los hace "únicos e irrepetibles"

Nota: la imagen fue tomada de VictorGil

sábado, 10 de octubre de 2009

Una pregunta que abre caminos hacia la reflexión

En torno a las reflexiones que Downes propone en su artículo sobre "el futuro de aprendizaje en línea" se me han generado numerosas preguntas, desde aquellas que se refieren a mi ignorancia en el uso de nuevas herramientas hasta las que tienen que ver con mi postura como docente frente al impacto que estas nuevas tecnologías tienen especialmente en la formación de las nuevas generaciones, particularmente mis estudiantes. Sobre las primeras, soy consciente que debo "tenerme paciencia" y aprender, como la tortuga, con calma pero firmemente: cacharriando, cometiendo errores, aprendiendo de ellos, corrigiendo, auto evaluándome y, de nuevo hacer nuevos intentos... para todo esto, requiero varios meses (o años?) de trabajo. En ese sentido, me he decidido por el segundo grupo de preguntas; así pues, intento abordar la reflexión alrededor de la siguiente pregunta: Cuáles estrategias debe abordar la escuela para enfrentar la pérdida de identidad por parte de los jóvenes expuestos a contenidos provenientes de la Internet, y en general todas las nuevas tecnologías de la comunicación ?. Por ahí derecho, surgen preguntas como, la capacidad real de la escuela para abordar la problemática que se desprende del fenómeno de la globalización, aveces en una inmensa soledad y en contravía de lo que los medios masivos de comunicación promueven (vér programación en el horario estelar de los canales fuertes de la televisión colombiana donde pareciera que se han puesto de acuerdo con la promoción de los valores del narcotráfico).

viernes, 9 de octubre de 2009

Nuevos problemas

EL mundo de la informática nos presenta nuevos retos ante problemas que no son fáciles de detectar, pues aparentemente el objeto que estamos trabajando funciona bien, para nuestros ojos, sin embargo, no nos damos cuenta que los demás tienen una percepción muy diferente a lo que nos propusimos. La siguiente experiencia ilustra un poco mi idea. Espero ser suficientemente clara.
Cuando hice la entrada sobre los comentarios a la lectura de Stephen Downes, el programa de blogger me decía que había errores, pero como existe la posibilidad de publicar sin que se vean los errores de HTML, opté por esa alternativa, tal como lo había hecho en otras oportunidades con otras entradas en el blog de nuestro colegio. Para efectos del sentido de este relato (relacionado con el impacto de la tecnología en nuestra cotidianidad) debo aclarar que yo estaba trabajando en un computador de escritorio que tiene solo programas de Linux. Contenta le pedí a mi hijo que suspendiera su tarea en el portátil (con programas de Windows Vista) para que me hiciera un comentario de la tarea que acababa de publicar. Para mi sorpresa, aparecían publicados únicamente los dos primeros párrafos. "No puede ser, acabo de revisar y estaba todo el texto", fue mi reacción. Volví a mi computador (por decirlo así) y verifiqué: la entrada estaba completa!. Revisé, de nuevo en el portatil , efectivamente solo veía los dos primeros párrafos. A mi hijo se le ocurrió que hiciéramos el "ingreso" al blog y revisáramos el lenguaje HTML y claro, ahí estaba el problema. Yo había redactado un borrador y en blogger había escrito una parte del texto de manera directa, con otros textos había hecho la usual operación de copie y pegue pero como no son compatibles los programas de Windows vista y Linux quedó un texto que no permitía leer todo el post (aclaro que aún no tengo entera seguridad de lo que estoy afirmando). En fin, mi hijo borró el texto sobrante, (con mi estricta vigilancia) y ya!! solucionado el problema. Hoy tengo otra preocupación. Cuántas entradas del blog del colegio tienen el mismo problema?

Dos generaciones contemporáneas con necesides diferentes

Aunque la orientación que Diego,facilitador del curso, dio para esta tarea era otra, he decidido hacer un resumen de las conclusiones que he sacado de las entrevistas y observaciones realizadas sobre el impacto de las tecnologías de las comunicaciones en las personas en estos últimos diez años.
1. Mi hija adolecente usa la Internet para hacer tareas, comunicarse con los amigos, familiares (primos) y profesores (el orden es de ella), para jugar y para descargar música, videos, juegos y programas (aunque uĺtimamente, esto último no tanto ahora "porque mi hermano le puso un bloqueo al computador para descargar programas". Con los amigos se comunica por el chat y por correo, utiliza el facebook y my space. A ella le molesta que aveces el computador se pone muy lento y quisiera aprender a diseñar su propia página en lugar de copiar lo de otros. Le puse una situación en la cual debiera escoger una sola herramienta y sin dudarlo peńsó en el chat, porqué? "me divierte mucho por el humor de mis amigas".
2. Gabriel: ingeniero mecánico, de alrededor de 50 años. En los últimos años ha tenido que dedicarse a tareas muy diferentes para las que se preparó. La internet la usa básicamente para el correo electrónico y hacer consultas esporádicas en páginas como el Google earth. El celular, lo usa exclusivamente para hablar. Sin embargo, encuentra que sus hijos dependen totalmente del computador, incluso, por las dificultades económicas quiso cancelar el servicio de Internet y no pudo hacerlo por el drama que significaba para ellos. Él encuentra que así como el televisor fue protagonista, hoy lo es el computador, el comedor pasó a segundo plano, la comunicación familiar se rompió. Acerca de la cosas que ya no hace hoy, menciona "ahora voy esporádicamente a la biblioteca, y no uso el fax, no compro sobres, ni estampillas, utilizo las cartas solo para hacer reclamaciones". En cuanto al celular, mi entrevistado encuentra que aunque es muy útil (por ejemplo su papá "le debe la vida al celular") éste quitó la privacidad a las personas, les distrae de actividades que requieren concentración como el conducir automovil. En definitiva él podría sobrevivir sin computador, sus hijos no.

domingo, 4 de octubre de 2009

El futuro del aprendizaje en línea: una lectura inquietante

Cuando me inscribí a este curso, lo hice con el deseo de aprender algunos trucos para mejorar el blog de nuestro colegio. Sin embargo, la lectura que se nos propuso como introducción a este curso ha resultado, además de densa (en mi caso, por la enorme ignorancia del tema) bastante inquietante. Por un lado he debido hacer una lectura bastante lenta, pues he tenido que consultar una gran cantidad de términos nuevos y otros aún hacen parte de mi diccionario por adquirir. Inquietante o mejor preocupante porque sé de sobra la dificultad en la inclusión de tecnologías nuevas en la labor pedagógica por parte de un gran número de docentes. Como quien dice "nos está dejando el tren".
Al concluir la lectura tengo clara la necesidad de seguir explorando herramientas para diseñar objetos de aprendizaje atractivos y suficientemente soportados para que los estudiantes desarrollen en realidad las habilidades que en nuestro colegio nos hemos propuesto. Algunos de nosotros estamos intentando pequeños experimentos en lo que el autor denomina "aprendizaje mixto", pero al final es una extensión de la escuela en la red, muy poco parecido a la propuesta del autor. Aveces sencillamente me limito a recomendarles algunas experiencias que, ahora, me parecen buenos objetos de aprendizaje como el de Javier Escajedo en El Tinglado. o programo pequeñas tareas que envío por correo para ser socializadas en la clase siguiente (como un aporte ecológico al economizar papel); el problema es que un alto porcentaje no maneja correo electrónico o no tiene acceso a Internet.Uno de los temas en los que quisiera profundizar (no aquí pues creo que no es el objetivo del curso) es cómo poder utilizar algunos widget que resultan muy atractivos pero hacen muy lenta la página. Por ejemplo, me llama mucho la atención uno que te permite dar una bienvenida al lector y te permite escoger la imagen, texto y hasta tu voz. Sin embargo, sería muy interesante construir mi propia herramienta pero como soy conciente de mis limitaciones debo escoger entre aprender a usar una con un buen diseño o desgastarme en realizar una con un diseño que se adapte a mis necesidades. Un "mínimo no negociable" es preferir aquellas herramientas que no abusan del usuario, por ejemplo, imponiendo propaganda a cambio del servicio.
Otra herramienta que me interesa aprender a manejar mejor, es la de los computadores virtuales (discos virtuales?) que nos permite archivar información de modo que se los puede utilizar en cualquier momento o desde cualquier lugar. Sin embargo, me asalta la duda de qué pasará a futuro con la propiedad intelectual de todo este material.
A proposito de los contenidos en la red, me surge otra preocupación respecto de la urgente necesidad de desarrollar la habilidad para identificar fuentes serias de información, habilidad intimamente relacionada con la de buscar y organizar información pertinente al tema de estudio. Como vemos, nuestro papel como docentes es cada vez más complejo pues debemos preocuparnos por el desarrollo de habilidades de nuestros estudiantes (más que el aprendizaje de contenidos como ocurría anteriormente), además de la preocupación por mantener alto el interés por las propuestas de aprendizaje que les planteamos. Sin embargo, creo que el ritmo del mundo va más rápido que nuestra preparación para enfrentar este reto, haciendo más dura la experiencia.

Muere una amiga

Aunque ella nunca supo de mí, puedo decir que Mecedes Sosa era una gran amiga. Su muerte, a consecuencia del normal desarrollo de la vida, me duele; cuando he estado angustiada por alguna situación ella siempre me ha acompañado. Su voz era (o es) como un remanso que te alivia las tensiones. Algunas de sus canciones abren en mi interior conexiones que me permiten ver con claridad cosas que antes de escucharla no veía. Afortunadamente, la tecnología me permite seguir disfrutando su compañía al tiempo que voy trabajando.

viernes, 2 de octubre de 2009